martes, 30 de noviembre de 2010

Continuar la historia

"Al caballero Arnaldo les gustaba comer las setas asadas con la salsa de la carne"

Era la única comida que podía costearse con el poco dinero que le quedaba. Mientras comía, dos hombres se le acercaron y le preguntaron si podía compartir algo de su comida con ellos, pues eran más pobres y llevaban días sin comer. El caballero no se fiaba mucho de ellos, pues sabía que por esa zona había mucho bandido y ratero...

sábado, 27 de noviembre de 2010

Esto te pasa por dejarme solo en el útero

"Nunca le perdoné a mi hermano gemelo que me abandonara durante siete minutos en la barriga de mamá, y me dejara allí, solo, aterrorizado en la oscuridad, flotando como un astronauta en aquel líquido viscoso, y oyendo al otro lado cómo a él se lo comían a besos.
Fueron los siete minutos más largos de mi vida, y lo que a la postre determinarían que mi hermano fuera el primogénito y el favorito de mamá.
Desde entonces salía antes que Pablo de todos los sitios: de la habitación, de casa, del colegio, de misa, del cine... aunque ello me costara el final de la película..."

Pero luego la cosa cambió. Fue el primero en suspender en el colegio y después de ver el cabreo de mis padres, empecé a estudiar mucho más y hasta ahora nunca he suspendido nada.

Se enamoró antes que yo. Dio su primer beso antes que yo. Tuvo novia unos años, pero después acabaron y él se quedó destrozado. Piensa en ella todos los días. Aprendí a tener cuidado con las mujeres y que el primer beso puede esperar (pero tampoco mucho).

Nuestros padres siempre me dicen que debo fijarme en mi hermano mayor. Supongo que servir de modelo a otros no es algo fácil,…creo que es una presión absurda. Yo intento copiar todo lo bueno que tiene, es mi hermano y le admiro. Pero prefiero aprender de sus fallos para no cometerlos yo.

De todas formas, lo pasamos bien juntos. Siendo dos, podemos jugar al fútbol, por ejemplo (siempre he pensado que es cosa de dos como mínimo). Las peleas por las mañanas, el quitarle sus camisetas que me gustan a mí,… No me gustaría ser hijo único. Tengo amigos que no tienen hermanos y me dicen que se aburren mucho.

Es cierto que cuando él se iba primero de los sitios, detrás iba yo. Pero con los años me di cuenta de que en misa me aburría, que en el cine prefería estar con una chica antes que con mi hermano, que mi habitación la tenía muy vista y prefería estar en cualquier otro sitio y que en casa siempre tenía que ayudar con alguna tarea del hogar,…

Por haberme evitado todas estas cosas cuando tú te ibas el primero de estos sitios: gracias, Pablo.
"Nunca le perdoné a mi hermano gemelo que me abandonara durante siete minutos en la barriga de mamá, y me dejara allí, solo, aterrorizado en la oscuridad, flotando como un astronauta en aquel líquido viscoso, y oyendo al otro lado cómo a él se lo comían a besos.
Fueron los siete minutos más largos de mi vida, y lo que a la postre determinarían que mi hermano fuera el primogénito y el favorito de mamá.
Desde entonces salía antes que Pablo de todos los sitios: de la habitación, de casa, del colegio, de misa, del cine... aunque ello me costara el final de la película..."

martes, 2 de noviembre de 2010

Mi habitación ideal

Bajo mi cama, a día de hoy, no hay nada interesante. Mi cámara digital no funciona para nada bien. Podría haber cogido una foto de Internet y ponerla aquí y hacer como si fuera la mía, describir lo que veo y ya está. Pero al fin y al cabo es mi cama y no voy a...engañarla con otra.

Bajo ella sólo hay ropa de verano, guardada, y algunos cuadernos donde hacía mis dibujos cuando estaba en el colegio. Cuadernos doblados, viejos, nuevos, terminados, inacabados, con su portada limpia, otros con sus portadas sucias, con hojas dobladas, otras lisas y otras que arrugué pero guardé. Los dibujos son de todo tipo, reflejo todos ellos de mi personalidad y de mi estado de ánimo de aquel momento: alegres, tristes, copiados, inventados, sucios, de trazo delicado, pintados con cualquier cosa que cayera en mis manos, incluso retratos de personas que fueron importantes en mi vida y que poco a poco fui olvidando. Los miro a veces, pero nunca terminan de gustarme. Siempre podrían ser mejores de lo que son, como si les faltara algo más, pero no se el que...serán cosas mías. La ropa está apilada y ordenada como si mis días de verano ya estuvieran determinados.

En mi cuarto tengo libros de todo tipo. Alguno con tapas tan coloridas que cuando veo la colección junta no puedo evitar pensar en un arco iris. Son esos libros los que leía cuando era pequeño. En mi mesilla de noche tengo los libros pendientes por leer, apilados, retando a la gravedad. No recuerdo lo que tengo que hacer de un día para otro, pero es retomar uno de esos libros y acordarme de todo lo leído tiempo atrás. Intento cambiar la monotonía que reina en mi cuarto siempre que puedo guardando objetos, por insulsos que parezcan, que me regalaron personas importantes en mi vida o que me recuerdan a ellos. Para mí nunca serán meros objetos.

Como no me gusta lo que hay, voy a describir lo que sí me gustaría que hubiera. Me gustaría que bajo mi cama estuvieran aquellos cómics que leí cuando era pequeño (y joven también) antes de que mi padre decidiera que yo ya era mayor para esas cosas, que era perder el tiempo leerlos y que había que hacer sitio para cosas más importantes. Tal vez un diario, ¿por qué no? Siempre he querido dar a mi madre la oportunidad de que leyera un diario mío a escondidas. A lo mejor nunca he tenido ninguno porque esos cuadernos con dibujos son mi diario. Zapatillas de fútbol mojadas con el césped aún pegado, pósters, desorden, ropa sucia,...

No se que más decir. Sólo que si algún día tengo hijos y en sus cuartos guardan cómics, no son muy dados al orden, tienen diarios, llenan las paredes de pósters y tiran la ropa sucia al suelo de su habitación, les diré... que hagan una foto y describan su cuarto.